Esto hizo que notáramos a Andrés un poco menos comunicativo con el público, aunque nada preocupante, sigue siendo nuestro Andrés y en cuatro días y dos copas le tenemos contándonos todas sus anécdotas hispanas. Por cierto nos comentó que en breve tendremos un mini-documental de sus vivencias colgado en el You Tube.
Pero vamos a hablar de lo más importante, es decir de su música, y en eso no se notó tanto el cansancio del viaje, aunque reconozco que en alguna canción eché de menos al gran Marino y su violín dejando detalles que hacen las canciones más especiales si caben.
Tuvimos una dosis de canciones del último disco, del anterior, de las no grabadas nunca y de las que nunca debió componer (el dice que está bien), y de nuevo consiguió ponerme la carne de gallina en un par de ocasiones e impresionarme con su potencia brutal.
Para acabar os contaré dos cosillas:
1- Aunque fue un concierto con menos magia que otros de los que hemos vivido (por mucho que alabara en el concierto a Bilbao, estos no tienen la magia con él que hay en Santander), sigue gustándome escucharle, es muy especial disfrutar de sus conciertos con mí niña al lado.
2- En el concierto nos dejó dos mini-noticias que aunque esperadas siempre es bueno saber de primera mano que ya se está moviendo el concierto de este verano en Santander y que sigue teniendo en la cabeza grabar un directo, lo que me parece un gran acierto.
En resumen que Bienvenido a España Andrés.
Hola, yo no eché de menos el violín, simplemente me tomé el concierto como lo que era ... Andrés, su guitarra y el escenario ... no todos los conciertos son iguales y por eso cada uno es especial :-)
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