MEHNAI SE RODEA DE NIÑOS

     Dentro de la programación del festival CUVA de Santander hay un apartado muy especial llamado Cuva Kids, que trata de acercar la música a los niños, gran propósito!!!.

     En este apartado estuvo ayer Mehnai, grupo cántabro que de la mano de la voz de Carmen Bartolome y de la guitarra de Fernando Macaya llevaron la música de calidad a los niños.

     Ante un publico exigente y sincero donde los haya Carmen, una niña grande, consiguió llegar a los niños y que disfrutaran de un ratito de música distinta a la que están habituados, y la verdad es que los niños respondieron muy bien.

   
   
     En mi caso pude disfrutar del primer concierto "de mayores" de mi enano de 5 años y la verdad es que lo disfrutamos un montón. En el concierto estaba un poco impresionado, le llamo mucho la atención el escenario, los micros, las guitarras..., pero después en frió cuando habla del concierto se nota la ilusión y las ganas de ver mas, ayer me pidió que le llevara a ver a Fito y por supuesto si fito hace gira de teatros Dani estar allí.

     En cuanto llegó a casa lo que quería es su pequeña "guitarra con cuerdas" que le han traído los Reyes y con sus cuerdas desafinadas intenta emular a Mac (cosa complicada), desde luego intención  no le falta...

     Ya lo dijo Serrat, nos empeñamos en trasmitirles nuestros sueños no logrados y yo en Dani quizás busque al músico que yo no fui, pero de momento creo que su afición puede con mis ganas...,

  ME ENCANTA VERLE DISFRUTAR CON LA MÚSICA, ME HACE FELIZ!!!!!

     ESOS LOCOS BAJITOS (J.M. Serrat)

A menudo los hijos se nos parecen,
y así nos dan la primera satisfacción;
ésos que se menean con nuestros gestos,
echando mano a cuanto hay a su alrededor.

Esos locos bajitos que se incorporan
con los ojos abiertos de par en par,
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que, por su bien, (dicen) que hay que domesticar.

Niño,
deja ya de joder con la pelota.
Niño,
que eso no se dice,
que eso no se hace,
que eso no se toca.

Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma,
con nuestros rencores y nuestro porvenir.
Por eso nos parece que son de goma
y que les bastan nuestros cuentos
para dormir.

Nos empeñamos en dirigir sus vidas
sin saber el oficio y sin vocación.
Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones
con la leche templada
y en cada canción.

Nada ni nadie puede impedir que sufran,
que las agujas avancen en el reloj,
que decidan por ellos, que se equivoquen,
que crezcan y que un día
nos digan adiós.