Lo primero que llama la atención al entrar al teatro es un escenario con un contrabajo apoyado en el suelo, dos guitarras, unas banquetas y un piano enorme que dejan una estampa preciosa.
Luego empieza el concierto y Quique enlaza dos canciones seguidas al piano con la presencia de su "hermano" Jacob siempre poniendo un toque de elegancia con su contrabajo. El concierto es lo anunciado sólo lo imprescindible, sin artificios, canciones e historias que se van sucediendo y te envuelven en un ambiente único.
El repertorio más desconocido de Quique se mezcla con homenajes a la gente que admira, Serrat, Kiko Veneno, Diego Vasallo, Antonio Vega,... y hasta se atreve con una ranchera.
Parece increíble que en un concierto tranquilo, pausado y con sólo 6 ó 7 canciones que me sabía estés casi dos horas enganchado, sin prisas y sin que en ningún momento se te haga largo.
Quique dice que se va, y el teatro aplaude durante un montón de tiempo hasta que consigue que salga y nos haga unos bises, y después a la hora del adiós definitivo, un teatro puesto en píe agrediéndole un concierto tan valiente, honesto y de tanta calidad.
Aunque no conozcas las canciones de Quique si te gusta la buena música, hecha con mimo, no te lo puedes perder.
Quique Gonzalez - Los Desperfectos
Fue algo precioso la verdad, muy íntimo, muy bonito a la par que sencillo. Ya tengo ganas de que llegue el sábado para volverle a ver otra vez :)
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